Nacido en Rosario, Miguel Ángel Romero se encuentra radicado en Coquimbo. “Me encantó la ciudad”, señala el jugador retribuyendo el cariño mostrado hacia el argentino cada vez que jugaba. Cuenta con un negocio en el que destina su tiempo, después de una extensa trayectoria en canchas nacionales.
“Me retiré a los 39 años jugando en Magallanes. Me quedaba un año más de contrato, pero por distintas circunstancias un entrenador nuevo que llegó (Claudio Úbeda) no me tenía considerado. A esa edad, sabía que algún entrenador no me iba a querer en su equipo. Después de ello, a sabiendas que no me iba a ser fácil encontrar un club importante, decidí retirarme”, dijo en conversación con anfp.cl.
Desde que llegó a Cobreloa, en el año 1999, Miguel Ángel Romero defendió a nueve clubes, de los cuales existen trascendentes y recordados pasos en Unión San Felipe, Coquimbo Unido y Audax Italiano. “Cuando uno está muchos años en los clubes, se puede trabajar tranquilo y, por ende, tener un mejor rendimiento. En San Felipe conseguimos el ascenso después de 11 años. En Coquimbo Unido llegamos a una final frente a Unión Española. y finalmente en Audax Italiano logramos dar el salto a nivel internacional, jugando dos Copas Libertadores y una Sudamericana”, resume la “Brujita”, quien resume que la única deuda fue “no haber sido campeón en Primera División”, instancia en que estuvo cerca de conseguirlo con los piratas, audinos, además de Colo Colo, en su fugaz paso en el 2003.
Llegó a ser dirigido por Arturo Salah, Jorge Aravena y Jaime Pizarro, por mencionar a algunos, pero sin duda el entrenador más trascendente en su carrera fue Raúl Toro, con quien estuvo en los clubes antes mencionado, además de Curicó Unido. “Me llevó a San Felipe en el segundo semestre siendo puntero de la Primera B. Ahí debía afianzarme prontamente en el equipo para terminar el semestre de buena forma y al final conseguimos el ascenso. Después estuve con él en los procesos exitosos en Coquimbo Unido y Audax Italiano”, señaló.
Sobre el avezado técnico, lo destaca señalando que “con la tecnología hoy en día, muchos entrenadores le llenan de mucha información a los futbolistas, algo que no cuestiono. En ese sentido, Raúl Toro era un técnico muy práctico para trabajar en la semana. Trabajaba mucho los balones detenidos y sus equipos se caracterizaban por marcar muchos goles. Además, siempre trabajaba con una base de jugadores que lo repetía en varios equipos que estuvo”.
Su cabeza calva fue un sello en las canchas nacionales en los inicios de este siglo, Miguel Ángel Romero se mostró agradecido de lo vivido en el país. “Venía de jugar en Tigre. Es una institución muy importante en Argentina que estaba jugando en la segunda categoría. Y me llama Cobreloa que es uno de los grandes acá en Chile. Un jugador siempre anhela jugar en los mejores clubes de un país. A veces me pregunto qué hubiese pasado si me quedo en Argentina. Finamente, hice mi carrera en Chile y en el cual quedé bastante conforme”, concluye.
Fotografías principales: Hernán Contreras Bolvarán